Durante años, el centro de salud de Pulares, Chicoana, ha desempeñado un papel crucial en la atención médica de las familias de la zona, mayormente compuestas por trabajadores rurales que llevan una vida tranquila y modesta en la localidad.
Este paraje se encuentra a 15 km de la rotonda de acceso a Chicoana y carece de un sistema de transporte público, lo que hace que el puesto sanitario sea de suma importancia. Lamentablemente, el centro fue cerrado hace casi seis meses, a pesar de haber funcionado normalmente desde su establecimiento hasta hace dos años. En ese momento, se emprendió una tarea de remodelación con un presupuesto de 30 millones de pesos, culminando las obras en mayo de este año.
Según los vecinos, el centro operó con normalidad durante los meses de junio y julio, hasta que la Dra. Mirta Graciela Sandoval, gerente del hospital Rafael Villagrán de Chicoana, decidió cerrar el puesto sanitario alegando la falta de mobiliario. Desde entonces, las 76 familias de Pulares quedaron en una situación precaria, a no ser por la generosidad de un vecino que ofreció su propia casa para que el puesto de salud continuara operando.
No obstante, este predio solo dispone de una conexión de agua corriente y una letrina. Además, el centro solo ofrece servicios médicos básicos, obligando a los habitantes a movilizarse por sus propios medios hacia el hospital de Chicoana o El Carril en caso de necesitar atención especializada.
Valle de Lerma Hoy
