Los restos de la joven fueron encontrados en un terreno ubicado en la parte posterior de la casa que cuidaba Juan Arraya, uno de los sospechosos del secuestro de la chica. Sin embargo, las primeras versiones señalaban que la chica apareció dentro del aljibe de la casa.
Marianela Gracionis fue vista por última vez el 18 de abril. Ese día, en la noche, regresó de su trabajo en Salvador Mazza junto con su prima Romina Rueda, en un colectivo interurbano. En la parada de Caraparí se bajaron y también lo hizo Juan Arraya, un joven que trabajaba hacia poco tiempo de casero en el paraje. Eran las 23.15. Romina se quedó en su casa que está cerca de la ruta nacional 34, las chicas se despidieron y Marianela siguió caminando hacia su casa, alumbrándose con su celular en medio de la noche fría y lluviosa.
Algunos metros adelante de ella caminaba Arraya. La joven, mamá de un nene de 4 años, nunca llegó a su hogar. El 27 de abril, Arraya se quitó la vida en el puente ferroviario internacional entre Salvador Mazza y Pocitos bolivianos. Él dejó cuatro cartas escritas donde confesó la autoría del crimen.
Valle de Lerma Hoy
