Hugo Nicolás Guantay se vio involucrado en una serie de actos que perturbaron la paz y seguridad en el Barrio San Jorge. El juez Guillermo Pereyra, vocal de la Sala VI del Tribunal de Juicio, tomó una decisión importante al conceder un año de suspensión de juicio a prueba a Guantay, con la imposición de rigurosas reglas de conducta destinadas a enmendar su comportamiento y a reparar los daños ocasionados a sus víctimas.
Las acusaciones contra Guantay fueron contundentes y alarmantes. La primera víctima, A. CH., relató cómo intervino para proteger a sus perros de los maltratos infligidos por el acusado, solo para ser agredida físicamente por él. Guantay había recurrido a un palo para golpearla en la pierna, dejando una marca tanto física como emocional. Además, en otra ocasión, el acusado tomó medidas extremas al utilizar a su propia mascota como instrumento de agresión, soltando al animal para atacar al perro de la denunciante y causándole un profundo daño. Su reacción, que involucró incluso la amenaza con un machete, reveló una actitud preocupante y un desprecio por la seguridad de otros.
Otra víctima, A. S. V., denunció cómo Guantay lanzó una piedra con violencia hacia su hijo, resultando en una lesión. Este incidente no solo puso en riesgo la integridad física del niño, sino que también expuso una falta de consideración por la seguridad de los demás y una disposición a utilizar la violencia de manera injustificada.
El juez Pereyra, al otorgar la suspensión de juicio a prueba, envió un mensaje claro: la sociedad espera que los individuos asuman la responsabilidad por sus actos y se enmienden. Además, la orden de pagar reparaciones a las víctimas, en este caso 10 mil pesos a A. CH. y 5 mil pesos a A. S. V., busca restituir en parte el daño causado y fomentar la empatía hacia las personas afectadas.