El anexo del colegio secundario N° 5010 Islas Malvinas, ubicado en Agua Negra, Chicoana, cerrará sus puertas este viernes. Para muchos, este cierre es resultado de la inoperancia política. La institución, terminada en 2023, en su momento demandó una inversión superior a los 37 millones de pesos, parece estar condenada al abandono y al saqueo, en lugar de ser un espacio de formación para los jóvenes. Surgen muchas preguntas: ¿se realizó un relevamiento previo antes de construir semejante infraestructura? ¿Se evaluó su viabilidad? ¿Por qué hoy los estudiantes de los parajes deben enfrentarse al desarraigo?
En 2021, el Ministerio de Educación, a través de la Unidad de Coordinación de Proyectos Especiales (U.C.E.P.E.), había anunciado el inicio de obras integrales para este anexo, con un presupuesto oficial superior a los 37 millones de pesos. Sin embargo, a pesar de su reciente finalización en 2023 y su entrega en 2024, el colegio nunca fue inaugurado.
Ivana Domínguez, madre de alumnos de 4° y 2° grado, explicó que les informaron del cierre debido a la baja matrícula. “Actualmente, hay nueve estudiantes en quinto año, ocho en cuarto y diez provenientes de la quebrada, mientras que el resto son de Chicoana” contó. “La verdad, no queremos que cierren un colegio de esta magnitud. Antes era mucho más pequeño, apenas una casilla de madera, y nunca lo cerraron. Ahora que tenemos una gran infraestructura, quieren cerrarlo”, reclamó Domínguez.

Otra vecina, Andrea Sánchez, contó que en 2024 intentó inscribir a su hijo en primer año, pero le negaron la inscripción alegando que no había suficientes alumnos para abrir ese curso. Como alternativa, el municipio de Chicoana ofreció trasladar a los estudiantes en una trafic hacia el colegio Islas Malvinas, en la cabecera municipal. “Los chicos de San Martín tendrían que salir de sus casas a las 6:40 para llegar a clases a las 8”, lamentó una madre.
Este colegio representaba una solución para los jóvenes de los parajes de Escoipe, La Zanja, Nogalar y Potrero. Cuenta con cuatro aulas equipadas, cocina, dirección, patio y baños, en condiciones muy superiores al anexo céntrico y a otras instituciones de Chicoana, muchas de las cuales requieren mantenimiento urgente, especialmente en invierno. Pero lo que más preocupa a los padres es el impacto del desarraigo en los niños. “Mis hijos no quieren ir a Chicoana. No saben cómo los van a recibir, si les harán bullying por su forma de hablar, vestirse o por su crianza en los parajes. Aquí tienen otro ritmo de vida”, contó una mamá.
Valle de Lerma Hoy