Antes de fin de mes la escultura del sacerdote Sigfrido Moroder conocido por sus seguidores como “Chifri” volverá a ser ubicado en el remodelado predio del Parque Evita, en donde un grupo de jóvenes el pasado mes de Enero, a la salida del desentierro del carnaval, vandalizaron la figura, pintando su rostro, le arrojaron lanzanieves, y luego con poses polémicas, retrataron este malicioso episodio con selfies.
La restauración está terminada. El trabajo fue arduo, porque desde el año 2.014, cuando fue erigida la figura en este predio, jamás se consideró su mantenimiento. A tal punto fue la complicada faena de arreglos, que debió ser trasladada al taller del artista plástico, Pedro Humberto Ciotta Güemes, ubicado en la capital salteña.
Los 100 kilos de todos los moldes que comprenden la figura, no fueron desarticulados para evitar nuevas fisuras en su robusta estructura de fibra de vidrio. Fueron tres meses de un cuidadoso trabajo de remediar el vandalismo ocasionado en los carnavales, y además por el paso del tiempo, que ha dejado su huella en la estatua. Precisamente para evitar la exposición a las inclemencias climáticas, otro factor determinante para su conservación, se está proyectando una especia de baldaquino, de mayor dimensión que el techo que lo cubre, para evitar los rayos del sol y la lluvia.
Con su semblante angelical y sonriendo a la vida, sigue mirando a quién se acerca a notar la escultura realizada a tamaño natural. La diferencia del color con la anterior figura denota un pequeño cambio. El color del poncho andino tiene nitidez y el alzacuellos de sacerdote tiene el color blanco más definido. La escultura está a punto de ser trasladada a su espacio de origen en el Parque Evita, sobre la calle Güemes de esta ciudad. El predio es una réplica de lo que es el centro Eclesial de El Alfarcito. Justo al medio, en medio de un techo de paja y barro, se acomodó a la estatua de “Chifri” hace cuatro años atrás.
Valle de Lerma Hoy