En el corazón del Valle de Lerma, a los pies del santuario de Sumalao, se escribió el 11 de junio de 1814 una página heroica —y muchas veces olvidada— de nuestra historia patria. Aquel día, en plena lucha por la Independencia, los criollos al mando de Pedro José Zavala dieron un golpe certero a las fuerzas realistas, en una acción bélica que desbordó coraje, estrategia y espíritu libertario.
Los realistas, comandados por los coroneles Martínez de Hoz y Álvarez Sotomayor, habían partido desde la ciudad de Salta en dirección sur. Buscaban provisiones para sostener a más de 3.000 hombres y cientos de animales en la ciudad que ocupaban. Pero no solo eso: también pretendían castigar al gauchaje que, en una guerra silenciosa y constante, les robaba caballos, ganado y alimentos, saboteando cada intento de consolidación colonial en el norte.
Lo que no sabían era que, en su avance por el Valle, eran seguidos de cerca por las partidas patriotas de Zavala. Desde los faldeos de las serranías del este y a lo largo del cauce del actual Río Arenales, los criollos acechaban en silencio. Esperaron el momento justo: cuando los realistas acamparon confiados en el paraje de Sumalao para descansar, los gauchos emboscaron con furia.
La sorpresa fue total. El ataque causó numerosas bajas y sembró el desconcierto en las filas realistas. Álvarez Sotomayor no tuvo más opción que ordenar la retirada inmediata hacia Salta, pero la pesadilla no terminó ahí. El hostigamiento de los patriotas fue tan constante en el camino de regreso que las tropas coloniales debieron pernoctar en La Merced, maltrechas y derrotadas. La lección fue tan dura que, desde entonces, el coronel realista desistió de volver a incursionar en esa zona del Valle de Lerma.
La Batalla de Sumalao, aunque eclipsada en los relatos oficiales por otras grandes gestas como Tucumán o Salta, fue un punto de inflexión en la resistencia norteña. Demostró la eficacia de las guerrillas criollas. A 211 años de aquel hecho, Sumalao sigue siendo un sitio sagrado no solo por su fe religiosa, sino por el coraje criollo que allí se derramó por una patria libre.
Valle de Lerma Hoy