Cuando el ladrón está en casa: Rosarino robó y empeñó los televisores del padrastro

El fiscal penal de Rosario de Lerma, Daniel Alejandro Escalante, imputó provisionalmente a un hombre de 28 años, acusado de un robo digno de un drama familiar. El delito, calificado como robo agravado por el uso de llave, desempolva una historia que no solo involucra la sustracción de objetos de valor, sino también la traición dentro de una misma familia.

Todo comenzó el 16 de julio, cuando el propietario de una vivienda en el barrio Pueblo Nuevo regresó a su hogar tras veinte días de ausencia, solo para encontrar que su casa había sido asaltada. Lo curioso es que la vivienda, que había estado desocupada desde que los hijos de su pareja se marcharon, presentaba un detalle inquietante: el portón principal estaba cerrado con una simple traba, y la reja del lavadero, violentada.

En el interior, el caos reinaba. Los ladrones se habían llevado de todo: cuatro televisores de alta gama, una barra de sonido escondida como si fuera un tesoro, ropa, vajillas, y hasta una licuadora y dos ruedas de bicicleta. Parecía que los autores sabían exactamente qué buscar y dónde encontrarlo, lo que despertó sospechas en el dueño de la casa.

Bajo la dirección del fiscal Escalante, el Grupo de Investigaciones Sector 82 comenzó a rastrear pistas. Un relevamiento papiloscópico y el levantamiento de huellas dactilares dieron como resultado una sorpresa: una de las huellas pertenecía nada menos que al hijo de la pareja del damnificado. A medida que las piezas del rompecabezas encajaban, una testigo clave reveló haber visto al joven ingresar a la vivienda la noche del 14 de julio, un dato que, por supuesto, no había salido a la luz en la denuncia inicial.

Con estos elementos, la investigación se centró en el hijo de la pareja como el principal sospechoso. Se realizó un allanamiento en su domicilio en el barrio El Huasco, aunque no se encontraron los objetos robados. Sin embargo, durante su traslado a la comisaría, el imputado, en un arranque de sinceridad, confesó que sabía dónde estaban los televisores y la barra de sonido: los había llevado a casas de empeño y prestamistas en la ciudad de Salta.

Así, lo que comenzó como un simple robo en una vivienda desocupada terminó destapando un drama familiar con todos los ingredientes de un buen relato: traición, pistas ocultas, y una confesión inesperada.

Valle de Lerma Hoy

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