Un grave episodio de difamación se registró en los últimos días en la localidad de Campo Quijano. Nicanor, un joven de 29 años, fue blanco de una publicación anónima y maliciosa que circuló por redes sociales, en la que se afirmaba —sin ningún fundamento ni prueba— que era portador del virus VIH. La información, completamente falsa, se viralizó rápidamente, generando no solo daño moral, sino una profunda afectación a su vida personal, familiar y social.
Ante la magnitud de la difamación y el impacto en su entorno, el joven decidió someterse a estudios médicos con el único objetivo de desmentir públicamente las acusaciones. Los resultados fueron concluyentes: los análisis dieron negativo.
En declaraciones posteriores, Nicanor expresó que no siente la obligación de dar explicaciones sobre su salud, pero que se vio forzado a hacerlo para proteger su integridad, limpiar su nombre y frenar el daño causado por quienes difundieron la mentira. Señaló que se trató de un acto de violencia simbólica que expuso no solo su intimidad, sino también la persistencia de estigmas y prejuicios en torno al VIH.
El caso pone en evidencia la peligrosidad de las redes sociales como instrumento de hostigamiento y la falta de conciencia sobre el impacto que puede tener la difusión de información falsa. Se trata de una vulneración de derechos, donde la salud fue utilizada como herramienta de escarnio público.
Valle de Lerma Hoy