En el Valle de Lerma, las adicciones no son un tema menor. Basta con mirar las guardias hospitalarias o las denuncias en las comisarías: jóvenes atravesados por la droga y, sobre todo, por el alcohol. El problema se agrava cuando la política no ayuda… o incluso empeora la situación.
Según el doctor Ramiro Robaldo, especialista en adicciones, la sustancia más consumida y dañina no es una droga ilícita, sino el alcohol. “Estamos hablando de entre un 12 y un 14% de la población mundial con consumo problemático de alcohol. En comparación, otras drogas apenas llegan al 0,2%”, señala. El alcohol es legal, accesible y, lamentablemente, socialmente aceptado, incluso promovido. Y es aquí donde la política saca su peor cara.
En las últimas campañas electorales se han visto candidatos que, lejos de educar o prevenir, fomentan el consumo como estrategia proselitista. Promociones, sorteos y fiestas donde el premio es un pack de cervezas. “Me ha tocado ver propagandas políticas que regalan bebidas alcohólicas como si fueran golosinas. Eso demuestra una enorme ignorancia del daño que están causando”, remarca el doctor Ramiro.
Pero el daño no es solo físico. El alcoholismo afecta la toma de decisiones, el comportamiento social, y perpetúa círculos de violencia, accidentes y delitos. ¿Cómo se explica, entonces, que un candidato se suba a una campaña electoral con un six pack como estandarte? En vez de hacer política con dignidad, algunos candidatos prefieren regalar adicciones a cambio de votos. Y mientras tanto, en los hospitales, en las calles, en las familias, se lucha contra una epidemia silenciosa.
Valle de Lerma Hoy