En La Merced, el precio de una garrafa de 10 kilos ha alcanzado niveles exorbitantes, llegando a ofrecerse por $25 mil. Esta situación refleja como la realidad en el interior de Salta es distinta, donde los precios del gas envasado están fuera de control, y los comerciantes, aprovechando la desregulación, cobran lo que quieren. Por ejemplo, en La Silleta, la garrafa de 10 kilos se consigue por $12.000, lo mismo en toda la Ruta Nacional 51 hasta Campo Quijano. En Guachipas, cuesta $14.000; en Cafayate y San Carlos, alcanza los $15.000; en Isonza, se dispara a $18.000; y el récord lo tiene Amblayo, donde la venden a $25.000. Se suma La Merced.
A pesar de la eliminación de los precios máximos de referencia por parte de la Secretaría de Energía, que desde el lunes último desreguló el mercado del gas envasado, algunos empresarios aseguran que la supuesta desregulación no es tan real como parece. “Los precios siguen regulados. Dieron un valor de referencia, pero el Gobierno nacional sigue poniendo el precio; aún tenemos un cupo de venta, así que de desregulación hay poco”, afirmó José Fernández, de Amarilla Gas.
En términos simples y claros, lo que está ocurriendo es que el Gobierno Nacional se lava las manos y deja que los comerciantes carguen con la culpa de los aumentos. En un contexto económico en el que la especulación campea a sus anchas, los más afectados, como siempre, son los que menos tienen.
Valle de Lerma Hoy