Como dice la canción: “una cerveza quiero tomar y así olvidarme de aquella trampa, de aquella trampa mortal”. Por estos días, uno de los concejales de Rosario de Lerma dice ser víctima de una trampa, de una afrenta a su persona por su “modo de vida” y su forma de ser, que defiende a capa y espada, mientras el pueblo rosarino le exige… ¿Qué le exige?
Porque, como dice el concejal: “¡Como si nadie tomara, no!”, pero la afrenta no es contra la persona del concejal, sino del concejal contra el pueblo. Por su investidura, los sorteos de bebidas alcohólicas los fines de semana no contribuyen a remediar los males que él mismo se ha mostrado tratando de resolver, y mucho menos contribuyen a bajar el nivel de violencia en las canchas que el concejal se muestre bebiendo con las barras bravas. No se puede ser juez y parte.
Valle de Lerma Hoy
