Mario Rodríguez, empleado municipal, dice que le hacen la vida imposible. Afirma que sufre persecución laboral, que lo bajaron de categoría sin fundamento y lo discriminan por “morocho”. El colmo fue cuando días atrás maliciosamente le cerraron la puerta de la oficina y tuvo que atender afuera a los vecinos, sentado sobre un tronco.
“Desde el año pasado que vengo sufriendo persecución laboral, elevé informes al encargado de personal pero sigo igual. Específicamente desde que entró la señorita Marcela Guaymás, se sucedieron muchos actos de indisciplina y obstáculos a la tarea que veníamos realizando. Yo era encargado de la oficina de Bromatología, que lleva más de 20 años trabajando de forma armoniosa y controlada. Llegó al punto que se armó una denuncia en mi contra por un particular y me separaron del cargo, pero ya tengo un dictamen previo de la fiscalía en la que se archiva por falta de mérito”, relató Rodríguez a Valle de Lerma Hoy.
El hombre cuenta en sus informes que sufre de permanentes burlas, maltratos y actos maliciosos, que llegaron al colmo la semana pasada: “Directamente me cerraron las puertas de la oficina, había un tronquito ahí así que lo utilicé como asiento y para apoyar el bibliorato. Así atendí a la gente que se acercaba a hacer alguna consulta. Ahora no me dejan salir a la calle, dicen que soy administrativo pero no se me notifica nada. Desde que entré a la municipalidad siempre actué como inspector, tengo título y el certificado del Ministerio de Salud de la provincia que me avala como inspector de Bromatología, y ya estoy cerca de los 30 años de servicio.”
“La jefa de personal se comprometió a definir esta situación con el asesor legal y les dije que si realmente le molesta mi presencia en el municipio o no les gusta, yo no tengo la culpa de ser morocho. Que me lo digan de frente y me tendré que ir, pero iniciaré las acciones legales que correspondan”, finalizó el trabajador.
Valle de Lerma Hoy