En el monte espeso de los parajes El Pajeal y El Aybal, en Salvador Mazza, Salta, un alambrado de 1,20 metros separa la frontera entre Bolivia y la Argentina. De un lado, Delfín Castedo, detenido por narcotráfico en julio pasado tras permanecer diez años prófugo, posee 28.000 hectáreas, donde el clan que comanda intentó correr durante años a los productores ganaderos y pobladores para tener el dominio absoluto de esas tierras estratégicas para el contrabando de drogas.
Las espaldas de Castedo eran custodiadas por el fallecido diputado peronista Ernesto Aparicio, alias “Gordo”, y el ex juez federal de Orán, Raúl Reynoso, quien pasó de ser un modelo de lucha contra el narcotráfico presentado por la entonces presidenta Cristina Kirchner a estar detenido y procesado por recibir coimas de los narcos argentinos y bolivianos.
Las investigaciones judiciales apuntan a que en ese lugar remoto fabricaba y distribuía cocaína, amparado en una densa red de complicidades políticas y judiciales que funcionó de manera aceitada por más de 15 años. Castedo fue detenido, pero su organización se mantiene operativa.
Valle de Lerma Hoy/ La Nación