Campo Quijano hoy despide con dolor y orgullo a Gustavo René López Mamaní, más conocido como “Rulito”, un hijo de esa tierra que con su último gesto dejó una huella imborrable: decidió donar sus órganos y salvar varias vidas. Tenía apenas 49 años, y había celebrado su cumpleaños el pasado 4 de julio. Era policía federal, servidor público y vecino muy querido en Quijano. Su fallecimiento se produjo en el cumplimiento del deber, dejando una profunda tristeza, pero también un inmenso ejemplo de amor por el prójimo.
En la madrugada de este miércoles, se activó un operativo de ablación multiorgánica en el Sanatorio El Carmen, luego de que se le diagnosticara muerte encefálica. Cómo fue su voluntad, sus órganos fueron donados para dar una nueva oportunidad a quienes luchan por seguir viviendo. El procedimiento quirúrgico incluyó la extracción del corazón, hígado, riñones y córneas. Los riñones serán trasplantados a pacientes salteños, el hígado fue trasladado a Córdoba y el corazón a Corrientes. Las córneas serán sometidas a estudios de histocompatibilidad para definir su destino.
Luis Canelada, director del CUCAI Salta, explicó que “los órganos serán distribuidos según la lista de espera del INCUCAI, dando prioridad a pacientes de Salta”. Este gesto humanitario de Gustavo no solo cambia el destino de quienes recibirán sus órganos, sino que también impulsa un mensaje fundamental: donar es dar vida. Sus restos son velados en la Sala Velatoria de Campo Quijano, donde familiares, amigos, compañeros de fuerza y vecinos lo despiden con profundo respeto. En su adiós, se honra no solo al servidor público, sino al hombre que decidió seguir dando incluso cuando ya no estaba.
Valle de Lerma Hoy