“Mi reino por un departamento” Los vagos que alguna vez fueron concejales

Cada vez que se acercan las elecciones, especialmente en el Valle de Lerma, los concejales se convierten en el blanco fácil de las críticas. Se cuestiona si fueron útiles, si dos años de gestión es poco o si cuatro es demasiado. Sin embargo, lo más indignante no es que los vecinos evalúen el desempeño de sus representantes —eso es legítimo— sino que sean los propios políticos, que alguna vez ocuparon esos mismos cargos, quienes los desacrediten con absoluto descaro.

Muchos concejales son vecinos comunes, otros son políticos con trayectoria, pero todos cumplen (o deberían cumplir) un rol clave en la organización municipal. Ahora bien, hay quienes no están preparados, hay quienes ni siquiera entienden por qué están ahí, y hay quienes sí saben cuál es su función. Sin embargo, generalizar y tildarlos a todos de “vagos” es una falacia. ¿O acaso esos mismos legisladores provinciales que hoy critican no fueron concejales alguna vez? ¿No utilizaron ese cargo como trampolín para después trepar a intendencias, o legislaturas provinciales?

Es una hipocresía absoluta que exconcejales, ahora encumbrados en otros espacios de poder, desprecien el cargo que les permitió llegar donde están. Más aún, muchos de ellos jamás destacaron por su labor y hoy intentan ganar relevancia mediática atacando a quienes ocupan el lugar que ellos dejaron.

Pero la desfachatez no termina ahí. Hay quienes no solo critican por conveniencia política, sino que directamente se venden. Personajes que ayer se llenaban la boca denunciando gestiones corruptas, hoy terminan abrazados a aquellos que tanto cuestionaban. Cambian su discurso por favores, por puestos, por dinero o, incluso, por un departamento. Eso no es ser “vago”. Eso es ser un chanta con todas las letras. Es como La frase “¡Mi reino por un caballo!” dicho por el personaje de Ricardo III en la obra de William Shakespeare.

La política está llena de farsantes que critican con un solo objetivo: posicionarse y asegurarse su propio beneficio. Los vecinos tienen derecho a cuestionar y exigir transparencia. Pero cuando las críticas vienen de quienes usaron el mismo cargo como un peldaño en su escalera personal, no son otra cosa que un insulto a la inteligencia colectiva.

Valle de Lerma hoy

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