Hace 15 años, la Quebrada del Toro tembló y El Alisal se derrumbó. Días después, el 12 de marzo, la Ruta Nacional 51 quedó desdibujada tras un devastador desmoronamiento que atrapó al camionero Carlos Alberto Medina bajo el cerro, dejando la ruta intransitable. Este desastre impulsó la creación de la traza actual de la Ruta 51.
Sorprendentemente, 15 años después, en la misma fecha, la historia se repite. Este jueves, la Ruta Nacional 51 fue nuevamente arrasada, esta vez por el agua y los deslaves de los volcanes. Pareciera que la madre naturaleza está decidida a borrar la ruta y devastar la Quebrada del Toro.
Sin embargo, el verdadero problema no es solo la naturaleza. La mala planificación, las decisiones erradas, la escasa gestión y la falta de visión a futuro dejaron por años la ruta vulnerable. A lo largo de estos 15 años, no se han implementado medidas efectivas para enfrentar los eventos climáticos recurrentes.
Los lugareños siempre advirtieron que el cerro y la naturaleza se llevarían la nueva traza de la Ruta 51, que bordea el lecho del río. Este jueves, su pronóstico se cumplió: la Ruta 51, que resistió durante más de una década, ya no puede más. La falta de respuestas y acciones concretas ante estos desastres continúa siendo un problema.
Valle de Lerma Hoy