El intendente Sergio “Topo” Ramos abrió su discurso con una frase que resumió una sensación extendida: “Veo muchas caras desconocidas”, dijo ante más de sesenta científicos que trabajan en la unidad IBIGEO–CONICET, que desde hace dos décadas funciona en Rosario de Lerma. Su comentario, lejos de ser una crítica frontal, reveló una verdad incómoda: el instituto, pese a su trayectoria y producción científica, sigue siendo poco conocido por la comunidad rosarina.
Ramos fue cuidadoso pero claro. Recordó que en múltiples oportunidades se pidió una mayor integración del IBIGEO con las instituciones educativas locales, tanto para despertar vocaciones como para acercar el conocimiento a los jóvenes del Valle de Lerma. “Nunca se terminó de concretar”, admitió, aunque destacó la relevancia histórica del instituto y la necesidad urgente de generar oportunidades educativas para los estudiantes de la ciudad.
A partir de allí, el intendente hizo un repaso de la construcción de comunidad durante sus gestiones: la recuperación del edificio, la llegada de organismos nacionales como el INTA, el impulso de certificaciones de calidad en el municipio y el objetivo permanente de posicionar a Rosario de Lerma como un nodo institucional en el Valle. Subrayó que la educación debe convertirse en una política de Estado, especialmente en un municipio donde el 60% de la población vive de la economía informal y gran parte depende del trabajo tabacalero.
Ramos celebró que, tras años de esfuerzos, la ciudad cuenta con una buena cobertura educativa, escuelas técnicas premiadas, instituciones terciarias y universitarias, y una comunidad que poco a poco incorpora la idea de que la movilidad social depende de la educación. Los directivos del IBIGEO Rosario de Lerma, deberán pensar que para evitar recortes de Nación, deberá expandir su inserción educativa en una comunidad que necesita de su experiencia
Valle de Lerma Hoy