¿Puede Santa Rosa de Tastil convertirse en el “Machu Picchu salteño”?

El sitio arqueológico de Tastíl en la actualidad.

Ubicado en plena Quebrada del Toro, a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar, el sitio arqueológico de Santa Rosa de Tastil es una joya silenciosa del norte argentino. Oculto entre montañas rojizas y vientos milenarios, este asentamiento preincaico fue uno de los más importantes del noroeste, con más de 2.000 habitantes en el siglo XIV, calles empedradas, viviendas de piedra y una organización social sorprendente para su tiempo.

Y sin embargo, casi nadie lo conoce.

Mientras Machu Picchu en Perú recibe millones de turistas al año, Tastil —con una antigüedad similar y un entorno natural imponente— apenas es una parada discreta en el camino del Tren a las Nubes. La pregunta es inevitable: ¿podría Santa Rosa de Tastil convertirse en el Machu Picchu salteño?

La respuesta es: sí, pero no basta con tener ruinas. Hace falta mucho más.

Historia viva, pero olvidada

Según los especialistas, Tastil fue uno de los asentamientos más avanzados del actual territorio argentino antes de la llegada del Imperio Inca. Tenía una organización urbana compleja, con más de 1.000 estructuras habitacionales, calles trazadas y una red comercial que lo conectaba con pueblos de lo que hoy es Bolivia, Chile y otras regiones del noroeste.

Hoy, el lugar sigue prácticamente intacto, pero sin los recursos ni la infraestructura para sostener un verdadero circuito patrimonial. ¿Qué le falta a Tastil?

  1. Infraestructura básica para el turismo internacional:
    Los caminos siguen siendo precarios, no hay baños públicos adecuados ni servicios turísticos de escala. Tampoco centros de interpretación modernos ni señalización multilingüe.
  2. Un relato potente:
    Machu Picchu es símbolo porque cuenta una historia. Tastil también tiene una historia profunda —una civilización que resistió la conquista inca y fue borrada del mapa por los colonizadores españoles—, pero esa historia todavía no fue contada con la fuerza que merece.
  3. Conservación y presencia estatal:
    El sitio no cuenta con protección efectiva. No hay vigilancia permanente ni campañas sostenidas de conservación. El patrimonio sin cuidado es solo ruina a la espera del deterioro.
  4. Promoción cultural y turística estratégica:
    Tastil debería figurar en los catálogos del turismo cultural mundial. Para eso, se necesita una campaña inteligente, sostenida y con ambición internacional.

Una oportunidad que puede volverse urgente

En tiempos donde el turismo cultural crece en todo el mundo y los viajeros buscan experiencias auténticas, Tastil tiene todo para ser una estrella del norte argentino. Pero necesita decisiones. Voluntad. Inversión. Y una narrativa capaz de conectar a las nuevas generaciones con su pasado más profundo.

Salta no necesita copiar a Machu Picchu. Tiene su propio Machu Picchu dormido. Solo hace falta despertarlo.

Valle de Lerma Hoy

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