
La decisión municipal implica el traslado obligatorio de la parada hacia calle Independencia y Libertad, un sector considerablemente más alejado del centro comercial y del flujo habitual de pasajeros. Desde el Ejecutivo local argumentan que la medida responde a un nuevo trazado vial que se implementará próximamente, al incremento del tránsito vehicular y peatonal, a los reclamos de comerciantes por el estacionamiento sobre el cordón cuneta y a las dificultades que enfrentan los colectivos, para acercarse a su parada por la presencia de los remises.
Sin embargo, del lado de los trabajadores del volante la lectura es muy distinta. Los remiseros califican la medida como arbitraria y unilateral, denunciando que nunca fueron convocados a una instancia de diálogo, reunión o negociación previa. “Nos notificaron, no nos consultaron”, resumen con malestar.
En un contexto económico adverso, donde la cantidad de viajes cayó drásticamente, el traslado fuera del centro representa, según sostienen, “una pérdida directa de clientes e ingresos, poniendo en riesgo una fuente laboral que hoy apenas logra sostener a numerosas familias”. “Mover la parada es empujarnos a desaparecer”, afirman, y advierten que no se sienten parte de una reorganización urbana sino blanco de una persecución encubierta.
Valle de Lerma Hoy
