
Papá Noeles, renos, cascanueces, Reyes Magos, estrellas de todos los tamaños y una infinita variedad de luces cubren el jardín, la galería y hasta el techo de la vivienda, dando forma a una de las decoraciones navideñas más impactantes de la región. La casa, situada en barrio Fournier, permanece iluminada desde el 8 de diciembre hasta el 6 de enero, convirtiéndose en un punto de encuentro obligado para vecinos y visitantes.
Esta entrañable tradición nació hace más de 25 años, cuando Jonathan, el hijo de Myriam, colocó las primeras luces impulsado por su creatividad y entusiasmo. Lo que comenzó como un gesto sencillo se fue transformando, año tras año, en un proyecto familiar cada vez más grande, con la incorporación de luces inteligentes, nuevas figuras y más de un centenar de adornos que se renuevan cada Navidad.
Cuando Jonathan falleció, lejos de apagar la tradición, Myriam decidió sostenerla junto a sus hijos Benjamín, Cynthia y Amira, como una forma de homenajear a “Yony”, quien había sido el alma de este proyecto. Desde entonces, la decoración navideña se convirtió también en un acto de amor y memoria. A la puesta en escena en los últimos años se sumó un gran árbol de Navidad, símbolo de esperanza.
Valle de Lerma Hoy
