
El crecimiento explosivo de los loteos privados multiplicó el flujo vehicular, pero ninguna obra acompañó ese desarrollo. “Nos jugamos la vida cada vez que salimos”, advierten los vecinos, cansados de denunciar un abandono que, aseguran, ya lleva años. Los transportistas coinciden, la Provincia conoce el problema, pero la ruta sigue sin mantenimiento real.
El tramo hacia Colón, entre la Ruta 51 y Cerrillos, está directamente arrasado, son 16 kilómetros completamente destruidos, que pasaron de ser un sector rural y poco transitado a convertirse en un corredor densamente poblado por el boom de loteos privados. Además allí, el boom minero empuja el paso de hasta 500 camiones diarios, una presión que terminó de pulverizar el asfalto. Vecinos reclaman trabajos urgentes y sostienen que, si la 24 fuera utilizada por funcionarios, “ya estaría nueva”. Hoy, la ruta no solo está destruida, es un peligro latente que exige intervención inmediata.
Valle de Lerma Hoy
