
“No es satisfactorio saber que, a pesar de los controles y las campañas, la gente sigue sin entender que no se puede conducir bajo los efectos del alcohol”, expresó Tolaba, visiblemente indignado.
Según los datos oficiales, entre 10 y 20 conductores son detectados en cada uno de los controles, cualquiera sea el punto de la ciudad que se elija y la hora, con alcohol en sangre, una cifra que califica como “altísima” para una localidad pequeña. Pero lo más grave, remarcó, es la presencia de menores al mando de motocicletas, muchos de ellos en estado de ebriedad.
“Nos preocupa ver a adolescentes conduciendo y que los propios padres intenten justificar sus actos. No se trata de un juego, es poner en riesgo sus vidas y las de otros”, sentenció. La realidad es que la mezcla de alcohol, velocidad y falta de casco convierte cada maniobra en una ruleta rusa.
Valle de Lerma Hoy
