
El cabecilla de esta insólita protesta, quien ya fue denunciado por ocupar ilegalmente un local en la zona de Los Pinares y ofrecer alimentos en condiciones deplorables-se le secuestraron 148 kilos de carne podrida- intenta ahora mostrarse como víctima de una supuesta persecución por parte de la Dirección de Rentas y los inspectores municipales. Sin embargo, los antecedentes del sujeto hablan por sí solos, causas penales abiertas, decomisos reiterados, clausuras por insalubridad y hasta vínculos con microtráfico, según fuentes policiales.
La movida, además, tiene un claro trasfondo político. Detrás de la convocatoria se esconde un intento por desacreditar los controles municipales, justo cuando se investigan años de irregularidades en las habilitaciones comerciales, donde numerosos locales funcionaban “de palabra”, a cambio de pagos informales que nunca ingresaban a Rentas.
Mientras tanto, el municipio busca ordenar una situación heredada del descontrol y la permisividad. Pero cada avance hacia la legalidad parece incomodar a ciertos sectores acostumbrados al “vale todo”. En medio del caos, el mensaje que pretende dejar esta manifestación en Cerrillos es preocupante, los que violan la ley, venden carne podrida y usurpan locales ahora marchan como si fueran víctimas, mientras la justicia sigue mirando hacia otro lado.
Valle de Lerma Hoy