La materia fecal de los mal llamados “desagotes” termina en las orillas del Dique Cabra Corral, convirtiendo este paraíso natural en un pantano contaminado. A esta inmundicia humana se suman las ideas disparatadas de quienes pretenden “sembrar” yacarés en un ecosistema que ya agoniza por culpa de la contaminación. Sin embargo, el problema más histórico y vergonzoso recae en los catamaranes turísticos, que desde hace décadas vierten sus desechos cloacales, es decir la “caca” humana directamente en el agua, sin que a nadie parezca importarle.
El municipio de Moldes y Recursos Hídricos, exigirán una solución: los catamaranes deberán contar con baños químicos para evitar arrojar los desechos al agua.
Ante esta situación insostenible, el Municipio de Coronel Moldes y Recursos Hídricos decidido, mover un dedo. La nueva disposición exige que las embarcaciones incorporen baños químicos para evitar seguir arrojando los desechos al dique. Durante años, se permitió que más de 80 catamaranes, operando al 100% de su capacidad en verano y transportando entre 20 y 30 personas por viaje, generaran fortunas a costa del deterioro ambiental.
Ahora, enfrentan multas y hasta el secuestro de las embarcaciones si no se adaptan. De forma temporal, se propuso que los desechos se almacenen en tanques sépticos a bordo, para luego ser retirados por un tanque atmosférico. El Dique Cabra Corral no solo enfrenta la contaminación de estos catamaranes, sino también la de casas de descanso de gente influyente y de porquería, y afluentes de municipios cercanos, donde la falta de controles y la negligencia institucional son pan de cada día.
Valle de Lerma Hoy
