Una historia de burocracia sin piedad. Gregorio Yapura tiene 72 años y es muy conocido en Quijano como “Chingolo”. Aunque se jubiló hace años, su pensión mínima, que no supera los $350 mil, lo obliga a seguir trabajando. Mantiene una bloquera, se desempeña como herrero y realiza oficios varios para llegar a fin de mes. Sin embargo, la dura realidad con las empresas de servicio en Salta, se tornó insostenible cuando recibió una boleta de luz que asciende a $2 millones 880 mil, una cifra absurda y devastadora para alguien en su situación.
Según EDESA, la empresa distribuidora de energía, esta suma incluye una multa de $660mil por “multa por energía no facturada”, y $1 millón 665 mil por “energía no facturada” debido a que durante año y medio Gregorio habría pagado “muy poco”. El vecino argumenta que durante este tiempo aproximadamente pagó facturas de entre 3 mil a 6 mil pesos mensuales. Luego de la noche a la mañana sin avisar como corresponde le hicieron un cambio en su medidor.
La historia roza lo surrealista. Según Gregorio, nunca estuvo “colgado” del sistema como insinúa EDESA. Tres meses atrás, la empresa le cambió el medidor sin previo aviso, tras detectar supuestas irregularidades. A partir de ese cambio, las facturas ahora comenzaron a llegar por montos que rondan los $60 mil, aunque esto también resulta excesivo para su modesto ingreso.
Gregorio se pregunta: ¿Quién en su sano juicio reclamará por pagar poco? Su argumento es claro: si el medidor tenía fallas, la responsabilidad es de la empresa. Sin embargo, ahora le exigen pagar no solo los dos años de consumo estimado, sino también una multa que equivale a una sentencia económica que no podrá cumplir, contó a Valle de Lerma Hoy.
Sucede que el calvario burocrático del conocido “Chingolo” Yapura no termina ahí. Ha recurrido al Ente Regulador de Servicios Públicos y a Defensa del Consumidor, pero las respuestas siempre favorecen a EDESA. Con un plazo de diez días para abonar $1 millón 200 mil de contado y cuotas mensuales de $370 mil como única alternativa para pagar el servicio y la llamada multa, el panorama es desolador para el vecino de Quijano.
“¿De dónde voy a sacar esa plata?” se pregunta con indignación. “Si el medidor tenía fallas no es mi culpa” sostiene. Yapura reclama “¿Dónde están las pruebas de que yo hice algo mal? Si el medidor estaba fallando, ¿por qué no lo revisaron antes? Lo fácil es echarme la culpa”, denuncia. Mientras tanto, la deuda amenaza con dejarlo sin servicio eléctrico, enfrentando un sistema que parece no contemplar la realidad de los más vulnerables.
Finalmente el vecino pide a las autoridades que le den una mano “no quiero que me paguen nada, sólo quedar en claro que no robe electricidad y que la empresa asuma su error y que los organismos que están para defendernos que nos defiendan. Me piden que los reclamos lo realice por internet, pero yo debo hacer bloques, debo hacer soldaduras, reparto áridos y estirar como chicle mi jubilación”.
Valle de Lerma Hoy