Daniel Berruezo, quien reside en Cerrillos, provincia de Salta, trabajó desde los siete hasta los 22 años en la industria del tabaco junto a su hermano, donde su niñez y adolescencia estuvieron marcadas por el trabajo en condiciones precarias. Actualmente, el trabajo infantil en Argentina afecta a 1 de cada 10 niños y adolescentes menores de 15 años, y esta cifra se duplica en zonas rurales donde los niveles de pobreza y vulnerabilidad son mayores.
A pesar de que trabajar era la forma de aportar a la economía familiar y costear su educación, Daniel reconoce las huellas que dejó el trabajo infantil en su vida. “Sí, uno siente que quedaron en el camino un ratito de ocio, de juego, de compartir con los chicos”, dijo. Hoy en día, como funcionario del Ministerio de Trabajo de la provincia de Salta, lidera la delegación del ministerio en el Valle de Lerma para controlar el trabajo infantil y proteger el trabajo adolescente.
Gracias al proyecto “Offside: ¡Marcando la cancha!”, Daniel se capacitó en prevención del trabajo infantil y protección del trabajo adolescente en el sector agropecuario, lo que le permitió conocer diferentes realidades de otras provincias y sectores. Aunque se han logrado avances en la prevención del trabajo infantil en la actividad tabacalera con la implementación de los Jardines de Cosecha, el desafío de erradicar la naturalización del trabajo infantil persiste en muchos ámbitos. Daniel promueve el trabajo decente y sueña con una realidad en la que los niños y niñas puedan disfrutar de su niñez sin la obligación de trabajar.
Gentileza: (OIT Noticias)
