Salta es de las pocas provincias que declaró la emergencia en violencia de género, pero no pasó de un mero slogan. En el Valle de Lerma, como en tantos otros lugares, no se ve nada implementado ni fondos invertidos en proteger a las mujeres. Así lo manifestaron en la marcha Ni Una Menos en Rosario de Lerma.
“No tenemos ayuda económica, no tenemos en todo el Valle de Lerma un refugio adónde poder llevar a la víctima de violencia. Nosotros cada vez que asistimos a una víctima en La Merced, El Carril y Cerrillos tenemos que resguardarla en una oficina, sin siquiera una cocina para que pueda darle de comer a sus hijos y satisfacer sus necesidades básicas mientras trata de estar segura”, relató Miriam Chocobar, de la Organización Ayninakuy, a Valle de Lerma Hoy.
“Muchos dicen ¿por qué la mujer vuelve?, ¿le gusta que la golpeen?; esos son mitos que tenemos en nuestras comunidades cuando ven que la mujer denuncia y vuelve con el agresor. ¿Saben porqué vuelve? porque tiene todas las puertas cerradas, no tiene adónde acudir. La primera barrera que se le presenta a la mujer que sufre violencia es que no tiene autonomía económica. No tenemos trabajo seguro en nuestros pueblos, vivimos del tabaco, del empleo doméstico, y de ahí no tienen adónde más salir. Cuando lo económico lo maneja el padre, realmente condiciona. Ella puede denunciar, pero después ¿qué le doy de comer a mis hijos? -nos dice- ¿adónde los llevo a vivir?, no tenemos una solución real.”
La falta de presencia estatal en apoyo a las víctimas impide muchas veces que las denuncias prosperen y deja a las mujeres solas y vulnerables: “El Valle de Lerma no tiene nada implementado en lo que es violencia de género. Se tendría que crear una especie de subsidio para esas mujeres por unos meses y habilitar un lugar donde ellas puedan estar con sus hijos mientras llevan adelante un juicio”, finalizó Chocobar.
Valle de Lerma Hoy
